jueves, 27 de enero de 2011

Jimmy Page en la Habana

Quien lo diría?

Vivir para ver...Jimmy Page visita la Habana de forma breve pero revolviendo a su paso demasiadas memorias de aquellos años cuando aparecía con un arco de violín arrancando las mejores notas de su guitarra en nuestros monocromáticos televisores. Nosotros por los 70 éramos mas rojos que la Plaza de Moscu y en Cuba llevar el pelo largo y que te gustase el Heavy Metal era un crimen. El hombre que nos llevo escaleras al Cielo ha decidido bajar al infierno y rescatar con un gesto a todos los frikis de esa época, excluidos, humillados, maltratados y señalados por el "Gran Hermano". Donde estarás George Orwell?.

De haber estado en la Habana, seguro que hubiese tratado de verlo y en silencio tratar de tararear "Dazed and Confused" pues es así como nos hemos quedado con tan fugaz visita.

Cosas veredes, Sancho.


lunes, 24 de enero de 2011

De las frutas, las viandas, los platos y también de la sexualidad de la comida cubana. Un ensayo sobre lo nuestro.

Este ensayo de Eliseo A. Diego esta para chuparse los dedos y otros apendices...disfrutenlo.


El paraíso no puede entenderse sin la tentación. En el festín erótico de la nación cubana la fruta, y con ella la mujer, ocupa el centro de la mesa. De la papaya a la piña (esa fruta loca que se cree palma), de la piña al mango, del mango a la chirimoya, de la chirimoya a la guanábana, de la guanábana al mamoncillo (qué nombre tan gracioso), del mamoncillo a la naranja, de la naranja al mamey y del mamey, otra vez, a la soberana papaya, la fruta manda, la fruta seduce, la fruta conquista. Sin embargo, también habría que mencionar la otra parte, mejor dicho la contraparte, el complemento viril del fetecún nacional: la vianda, esos tubérculos machistas y terrenales que van, en comparsa, detrás de la carroza donde a las frutas se les venera como reinas del carnaval. Entre la orgía de una ensalada de frutas y el caldo sofocante del ajiaco, emana vaporosa el alma cubana.


La papaya es a la fruta lo que la yuca a la vianda: reina y rey, en el trono del comedor o en la mazmorra de la cocina, junto a los lavaderos. La fruta se ofrece en la rama, asciende con ella: las que llegan más alto, resisten mejor el deseo. La vianda vive bajo tierra, oculta en su cremallera, buscando ganar en profundidad. La fruta es de altura. La papaya o el mamey no dependen de su tamaño sino de sus pulpas. Jugosas, vaginales, húmedas. La yuca no. Qué va. La yuca se mide en pulgadas. Una buena yuca debe pasar las nueve pulgadas. Tremendo yucón. Venoso. Apenas babeado. La fruta es bella en sí misma. La guanábana lo sabe. También lo sabe la ciruela y la toronja. La naranja adorna el naranjo como aretes de gitana. Los fruteros se ven bien en el comedor. Todas las frutas juntas. Unas sobre otras. La vianda no. La vianda es tosca, bruta, más bien solitaria. El ñame parece una roca volcánica. Los vianderos se esconden junto a la ropa sucia.

La fruta se tumba. La naranja se tumba. Se tumba el mango. La novia del vecino también se tumba, jamás la de un amigo: hay que desearla primero con la mirada. Descubrirla entre el ramaje. La boca se hace agua. Sólo entonces se dispara. Tumbé la manga, decimos. Le tumbaste la novia al licenciado, decimos. Qué bueno. La vianda no. La vianda no se tumba. Se saca. Se saca la yuca. Con las manos. El ñame se saca. La malanga se saca. También la papa. Tienes que embarrarte la punta de los dedos. La fruta se muerde en estado natural, sin necesidad de procesarla, de someterla a la llama. Se desviste con los labios. Se desnuda. Se lame, se chupa. La fruta embarra los labios, los emborracha. La vianda, en cambio, se pela, se encuera. La fruta se paladea. Se goza. Se disfruta. La vianda no. Se pela. La yuca se cocina, se calienta. Se fríe en manteca de puerco. La cáscara guarda el palo. La malanga se hierve, media hora. La fruta se come al tiempo. La vianda hace sudar. A mares. Las frutas se prostituyen en las ferias, se exponen a la vista del marchante. Oyen propuestas. Aceptan rebajas. Las maquillan con barnices y coloretes, las colocan sobre sostenes de papel de china. A veces se abren un poco para que destilen los jugos deliciosos de la lujuria: se venden, caro o barato. José Martí habló de frutas que maduran en las ramas y de frutas que maduran en la plaza, a palos. El mayorista les pega para que cedan. La vianda también se comercializa, pero casi siempre en pasajes secretos del bazar. La fruta despierta el apetito; la vianda mata el hambre. Las frutas presumen tres edades públicas (¿púbicas?): verdes, pintonas o maduras: niña, joven, adulta. Algunas se pudren, solteronas. La vianda no. Qué va. Las yucas, las malangas, los ñames, lo que tu quieras, sólo tienen dos alternativas: están blandas o están duras. No hay opción. La yuca comienza rígida, musculosa: termina vencida, flácida. Las frutas, en el peor de los casos, se conservan en preservativos químicos. No es albur. La guayaba, en casco o mermelada. La papaya, en trozos. El coco, rallado. Algo es algo. Cuando la nostalgia aprieta la bemba del alma, cuando el hambre de un país prohibido le abre a uno un hueco en la boca del estómago, la dulce patria, aun en lata, nos endulza y alimenta. Amamanta. No así las viandas. La malanga dura lo que dura dura.

Lo reconozco: es albur. Para conservar un ñame lo mejor es enterrarlo en el patio y olvidarnos por un tiempo del cadáver exquisito. Sin una yuca, todos somos viudas.

La fruta exclama: ¡Azúcar!... El tímido ñame susurra a la calabaza: ¡De tranca!... “¡Frutas!... ¿Quién quiere comprarme frutas?”, pregona el canario del puesto de la esquina. Canario de Islas Canarias. El rumbero, en el traspatio del solar, dice a su compadre apesadumbrado: “Dile a Catalina que se compre un guayo, que la yuca se te está pasando". La fruta sirve para el elogio: “¡Vaya papaya!”. Labios pulposos. Ojos de ciruela. Los melones del pecho. La vianda no. La excitación de una manzana. La perita del clítoris. La vianda insulta: “Eres un ñame”, decimos al niño que no aprendió las tablas de multiplicar. “Tienes un chopo en la cabeza”. ¡Qué cubano no se acuerda de El Bobo de la Yuca! Hoy, en la mañana, llamé por teléfono a varios compatriotas de hueso colorao y les hice esta sencilla pregunta: “¿Con quién se quiere casar El Bobo de la Yuca?”. Ninguno supo, a ciencia cierta. Un historiador, experto en el arte de la espera, me aseguró que con una “viudita de la Capital”. Tres consultas después, un novelista, estudioso de la vida cotidiana en Rusia, me aclaró que la alegre “viudita” era la prometida del Arroz con Leche. ¡Qué tal, la muy mosquita muerta! No se dice nunca a quién amaba el tierno Bobo de la Yuca; sólo se sabe que pretende pasar la luna de miel comiendo trapo y bebiendo café.

Y termino con la espada de un plátano en la mano. Lo dejé para último, a propósito. El plátano se las trae. Lo complica todo. Hay plátano fruta y hay plátano macho. Plátano vianda, se dice en Cuba al plátano macho. Yo no soy un moralista, me considero incluso un fundamentalista de la libertad de elección, pero pienso que, puestos a pelotear el asunto, uno de los dos “se está haciendo”. El resbaladizo plátano se hace “hembra” o se hace “varón”. Yo supongo que es el llamado vianda, que siendo dulce, preferiría ser amargo, macho. Cuando menos, es una actitud singular, aunque no atípica, en el teatro culinario de la nación. El plátano travestí se deja freír en una cama de manteca hirviente, cocinar a fuego vivo, aplastar por el mortero. Su consagración definitiva la consigue cuando le invitan a participar en un ajiaco criollo y así logra codearse, en la salsa de la cazuela, con la yuca, el ñame, la malanga y la vieja ramera de una calabaza. Pero el eufórico plátano macho no estalla en júbilo cuando lo rellenan de picadillo, en una forma empanizada de embarazo (plátanos rellenos), ni cuando lo sirven, como postre, en tentación, horneado bajo un desabillé de caramelo, ni cuando lo rebanan como galleticas de María y no falta el prejuicioso que diga, de punta a punta de la mesa, ¡Coño, Fulano, déjame por una Mariquita! No. Ese, sin duda, resulta un momento muy emocionante, intenso, casi peligroso. El plátano, por más señas verde, logra su orgasmo de felicidad cuando el chef de un restaurante lo manosea, lo machuca, lo adoba en mojo de ajo, cebollas y naranjas agrias, lo hace una bolita y, ¡que suenen los cueros del tambor!, lo entrega a la mesa y los comensales dicen a coro: “¡Qué ricura! Diosito, pero que rico sabe este Fufú”. Que le llamen Fufú en su propia cara, Fufú delante de todos, Fufú en la Plaza, Fufú en el mercado. Fufú, Fufú, simplemente Fufú, es el sueño de todo plátano macho: para él, el platanito Johnson se pierde lo mejor de la vida. La mesa está servida, gracias a Dios.


Eliseo A. Diego



martes, 18 de enero de 2011

Del frio y otros Demonios.

Comienza la función. El circo esta vez sin tantos elefantes y la misma cantidad de payasos vuelve a la carga. La muerte por hipotermia de 26 ancianos en un hospital psiquiátrico habanero es el "leitmotiv" del nuevo show. Directo a la picota van 10 cobayos, insignificantes y perfectamente sacrificables animalejos del gran laboratorio tropical.  

Esta pelicula creo que ya la he visto antes, cuando el "Cesar" decidió lanzar a los leones ha algunos de sus gladiadores mas fieles allá por el verano del '89.
  

La culpa no puede caer al suelo y la lección bien aprendida esta. Cuando un cocinero tiene que robarse el alimento para dar de comer a sus hijos,  cuando en la "Potencia Medica de América Latina" hay ancianos hambrientos y abandonados, cuando el país se nos cae encima, los condenados no pueden ni deben ser sus propias victimas. En el banquillo de los acusados debe estar el proyecto y sus gestores, los mismos gestores son los traidores, los mismos traidores son sus verdugos. 

viernes, 14 de enero de 2011

Ligia Elena?

  Esta mañana una conversación con la madre de una niña pequeña me ha dejado boquiabierto y el hígado espumando. La mamá, al dejar a su hijita en la escuela como todos los días de este mundo loco fue interceptada "finamente" por dos cuidadoras del centro, reservare el termino "maestra" para mejores personas.  Ambas con mucho cuidado, las palabras anteriormente escogidas y ensayadas advirtieron que su princesa actuaba como Ligia Elena  "la cándida niña de la sociedad". Según las portadoras de tales "ideas", la niña prodiga cariños y afecciones especiales para con un niño, el único niño negro de su clase.

  No voy a explicar la reacción de la mama que favorablemente mantuvo la compostura y buen juicio. Pero que en pleno 2011...alguien, alguien se atreva a decirle a una madre que le están separando a su hija de otro niño o niña con cualquier tipo  de excusa pseudo-fascista como esta, sencillamente le ronca y le zumba.

  A mi, la idea del racismo me parece tan absurda como peligrosa y cuando se involucran a inocentes críos ya le pone la tapa al pomo. Soy parte de una generación donde la miseria generalizada borro el color de nuestra piel y tratar de digerir semejante barbaridad como esta me es sencillamente imposible.




miércoles, 12 de enero de 2011

God bless americans.....

 Pudiera decir muchas cosas pero solo diré algo rápido y claro para que se entienda…Por noticias como estas, por opiniones como las acaloradamente discutidas, el Mundo mundial se mofa de los gringos y esgrime una estupidez nacional tan real como la Palin.

 La buena (porque lo esta) de Stephanie Seymour y su hijo están siendo mediaticamente lapidados por el gesto de cariño entre una madre y su hijo. Las calenturientas mentes del Opus Dei Yaqui gritan pedofilia, sodomía y otras barbaridades. Como por unas fotografías se pueden llegar a tales conclusiones?  Nada…. que viva el Play Station y que Hugh Hefner siga sobando conejitas!

martes, 11 de enero de 2011

Le Femme Paon

 Estaba sentada con la elegancia de Audrey Hepburn, una piel que bien puede competir con la porcelana y un cabello en capas que controlaba el  frío aire de la noche. Enfundada en un sobretodo marcando curvas con la misma actitud y “nobleza” de Maribel Verdu cuando respondió en alguna ocasión…”tengo las tetas duras como rocas!”. La belleza corpórea, esa que bien poco dura y estirarla por mas tiempo cuesta una pasta, no siempre es el reflejo del alma. Muñequitas de Bisquit que bien convendría a orgullosos maridos dejar en casa antes que decidan pasar de ornamentales guardapolvos a lectoras de Tabaquerías.  Escoltada por dos bibliones andantes decidió interrumpir con finura y preguntar…”Expliquenme, que surgió primero el Cine o el Teatro?”

 Rufo Caballero,  aun tibio y acabado de partir al “mas allá” hizo gala de sus primeros retortijones. Un silencio pesado marcó el descuarejingamiento de tanta belleza escaleras abajo entre las genitalicas babas de sus tutores. En fin que se pueden comprar siliconas y soluciones salinas e incluso esgrimir un acento neutro para pasar desapercibida pero el sentido común e inteligencia te tocaba por “La Libreta” y si no llegaste a tiempo o tenias “Plan Jaba” muy malita que te veo. 

martes, 4 de enero de 2011

Pastillas para despertar

 Ella nunca pensó que aquel matrimonio impuesto por sus padres, bendecido por sus vecinos y refugio de sus noches de adolescencia duraría 16 años después de haberse montado en una balsa que con lenta agonía se alejaba de la Habana en el verano de 1994.  Dieciséis inviernos pasaron lejos de aquellas costas llenas de sal y arrecifes que mas que su piel marcaron su alma.  Aquel guajirito que llego al barrio con ganas de comerse la ciudad, renegar del surco y la guataca se había convertido en el centro de su vida. Habían cambiado, una nueva vida les sonreía, el Sol brillaba pero aun tenia manchas. Nada es perfecto.

 Una tarde, sus inmensos ojos azules se llenaron de letras nuevas, imágenes y canciones. En el pentagrama de su vida empezaban a brillar nuevas claves de sol. Aquel castillo y vida de princesa empezaba a mostrar las grietas del tiempo corroídas por las lagrimas que nunca lloro. Pasaba de la felicidad a la tentación en menos de un ciber segundo, descubrió que nuevas humedades todavía eran posibles pero saltar al vacío siempre la había causado nauseas.
Cuando desde el cielo dejen de caer los mirlos muertos solo necesitaremos pastillas para despertar.

 http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Lluvia/mirlos/muertos/Estado/Arkansas/elpepisoc/20110104elpepisoc_7/Tes

Los Seis Negritos

 En el pantano donde vivo los dimes y diretes no faltan. Como si la vida fuera tan complicada nuestros "Jefes de Galeras" (léase: Oficiales Electos y otras faunas) se pasan el día apuntándose sus gordos dedos unos a otros. Ahora en la "Ciudad del Sol" el ultimo balluceo es la muerte a tiros de seis  "compañeritos bisnietos de Kunta Kinte " que en el cumplimiento de su misión (robo a mano armada y otros placeres de la noche)  a manos de la policía metropolitana de esta ciudad (eso de ciudad es una exageracion mía). De los 6,  no creo que ninguno calificase para el Premio Nobel de la Paz y según leo todos contaban con una extensa hoja de servicios.....delictivos. Cierto es que la muerte de un ser humano es siempre muy lamentable pero también cierto es que la Fiana no puede regalarle flores a estos muchachotes que no dudan en apretar el gatillo de sus  Kalashnikovs.

  Los "lideres" comunitarios, pastores "religiosos" y otras personas han salido esta mañana ante la prensa pantanera y platanera  para  amenazar con posibles motines por aquellos lares de la ciudad y exigir que el Jefe de la Policía sea despedido de su cargo.  Yo no entiendo mucho de leyes y de tiros mucho menos....pero creo que terminaremos contratando a las mariquitas del Ballet Bolshoi para que controlen la situación a golpes de  Pas de Bourrée y Sauts de Basque como corresponde a una ciudad tan culta y "refisnada" como esta. 

Nada...que la democracia tiene de solar habanero y la prensa sufre de hipocresía redomada.