miércoles, 27 de octubre de 2010

Te llamaras Inocencia.

 Mirar al pasado no siempre es fácil. Los años van borrando muchos detalles pero los hechos que marcaron tu vida siguen ahí, no se escapan. Saber que pertenezco al siglo pasado, jode y mucho. Recuerdo mi adolescencia con mas curiosidad que rebeldía, con mas felicidad que el afán de aislarme de todo lo que me rodeaba. Descubrí que partes de mi cuerpo estaban conectadas a mi corazón y que no solo servían para cumplir meras funciones fisiológicas. El primer beso, el primer intento de sexo (un desastre por cierto) no se olvida. Los consejos de mi madre entraban a mis oídos como los mas crueles castigos pero ahí quedaban gravitando sobre mis pasos.


 Hoy miro lo que me rodea y siento miedo, ese es el termino justo. Miedo al ver como muchos de los adolescentes que serán los médicos, choferes, enfermeras, abogados y políticos del final de mis días, crecen en un total estado de aislamiento, enajenados de la realidad que les circunda y con la menor carga posible de valores en la mochila de sus vidas. Esta bien ser rebeldes e irreverentes, incluso sentir vergüenza cuando tus padres todavía creen que eres un crío y quieren llenarte de besos en publico. El verdadero peligro esta cuando ya no sientes la necesidad de hacer lo mismo por ellos.


Siempre pensé que llegar a estas conclusiones eran típicas de viejitos anticuados y cascarrabias y quizás ciertamente, yo sea uno de ellos. Ojala este equivocado.



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